Después de seis meses dramáticos, la propagación del virus está en aparente descenso en Perú y las cifras de fallecidos están próximas a retornar a los niveles normales previos a la pandemia, aunque las autoridades advierten que los controles deben mantenerse, ya que en algunas zonas los contagios siguen aumentando el ritmo.
Perú es uno de los epicentros de la pandemia al ser el país con la tasa de mortalidad por COVID-19 más alta del mundo, pues acumula más de 32.000 fallecidos, lo que supone 99 decesos por cada 100.000 habitantes, y más de 800 mil contagios.
No obstante, a partir de septiembre, las cifras semanales del total de muertes por todo concepto en el país se han ido reduciendo, de los más de 5.000 hace dos meses, a menos de 4.000, con lo cual se acercan al promedio de 3.000 que perecían antes de la pandemia.